¿Por qué los supermercados tienen la tendencia de fijar precios que terminan en .9?

Precios terminados en 9 centimos de sol 

Todos hemos pasado por la experiencia de ir a un supermercado como Tottus, Plaza Vea, Metro, etc., y notar que la gran mayoría de los productos tienen precios que no terminan en cifras redondas. Por ejemplo: papa cóctel a 2.49 soles, papa huayro a 4.29 soles, papa amarilla a 4.99 soles. Y claro, surge la pregunta: ¿Por qué todos los precios acaban en 9 céntimos? ¿Por qué esa obsesión con quitarle un céntimo al precio? Digo yo, si van a darnos un "descuento", ¿no podrían hacerlo más sustancial? Un redondeo a la izquierda, ¡eso sí sería algo notable! Por ejemplo, en lugar de que la papa huayro cueste 4.29, que cueste 4.20, ¡ahora es más interesante!

La verdad es que restarle un céntimo no tiene ningún atractivo especial, al menos no para mí. Pero claro, aquí me doy cuenta de que yo no soy el público objetivo de los genios del marketing de los supermercados. Ellos no están interesados en personas como yo, sino en aquellas que caen en la trampa de los precios psicológicos. Sí, esos precios que parecen más baratos, más irresistibles, aunque, en realidad, la diferencia es mínima.

¿Por qué no me funciona a mí? Tal vez porque ya tengo una idea del precio promedio de la papa huayro (4 soles, para ser exactos), y al ver 4.29, lo que mi cerebro procesa es que el precio original era 4.30. Entonces, ¿qué son 0.01 céntimos menos? Nada que me emocione, eso está claro. Pero el supermercado busca un comprador que esté menos informado o que priorice la calidad antes que el precio.

Los famosos precios psicológicos tienen como objetivo hacer que el consumidor perciba el producto como una ganga. Al fraccionar el precio con decimales y céntimos, el cliente cree que está llevándose el mejor producto al mejor precio, en comparación con otro cuyo precio no conoce bien. Ahora, si decides comprar varias unidades de un producto fraccionado y compararlo con otro de calidad similar, es probable que te abrumes al tratar de hacer los cálculos. Sumarlos mentalmente no es tarea fácil, y claro, ¿quién va a sacar una calculadora en medio del supermercado? Por dignidad, la mayoría no se atreve, aunque, sinceramente, no me molestaría recorrer todo el pasillo con mi calculadora en mano.

Algunos expertos dicen que si ves dos productos, uno a 11.99 soles y otro a 12 soles, el cerebro rápidamente procesará el primer precio como más cercano a 11 que a 12, y así parecerá más barato. Yo, personalmente, discrepo. Me parece un insulto a la inteligencia del consumidor. Pero, si los expertos lo aseguran, debe ser que hay personas que efectivamente caen en la trampa.

En resumen, los precios fraccionados son una estrategia diseñada para seducir al comprador, haciéndole creer que cualquier cosa que termine en .99 o .9 es una mejor oferta que una cifra redonda. Para que esta táctica funcione, el comprador debe desconocer el precio anterior del producto, el promedio, o simplemente no tener ganas de ponerse a hacer cuentas. ¡Y ahí es donde el supermercado gana!

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